11/10/10

El profeta Elías.1 Reyes 16-18

                                

                                                El profeta Elías
                                                1 Reyes 16-18

No todos los reyes de Israel obedecieron a Dios como lo hizo el rey David. El rey Ajab llevó una mala vida, tanto que hizo construir un templo a Baal, un falso dios, y adorarlo. Elías fue un profeta que predicaba la palabra de Dios. y Dios lo envió para que dijera al rey Ajab que no habría mas lluvias hasta que el pueblo se convirtiera y volviera a adorar al verdadero Dios de Israel. Pasaron tres años de sequía y Dios envió de nuevo a Elías para hablar con Ajab. Dios deseaba demostrar a su pueblo que él era el verdadero Dios y que podía hacer llover de nuevo. Esto dijo Elías a Ajab:
       "Tú estás perjudicando a Israel por desobedecer a Dios y dar culto a Baal. Ven conmigo al monte Carmelo. Trae a los profetas de Baal y a todo tu pueblo". Cuando todos se reunieron en el monte Carmelo, Elías dijo al pueblo:
"Ustedes deben elegir. Si el Señor es el verdadero Dios, entonces ustedes deben servirlo a él. Pero si Baal es el verdadero dios, entonces sirvan a Baal". Como el pueblo no sabía qué responder, Elías les propuso un desafío: "Yo soy el único profeta del Señor, y aquí hay 450 profetas de Baal. Que ellos ofrezcan un buey como sacrificio a Baal. Ellos lo colocarán encima de la leña, pero no podrán encender fuego. También yo ofreceré otro sacrificio al Señor y pondré otro buey sobre la leña, y tampoco encenderé ningún fuego. Entonces los profetas de Baal llamarán a Baal para que se haga presente y yo haré lo mismo llamando a mi Señor.
Aquel Dios que envíe fuego sobre la leña, ese será el verdadero Dios".
Todo el pueblo aceptó el desafío.
Los profetas de Baal empezaron primero. Colocaron el buey sobre la leña y clamaron a su dios durante toda la mañana diciendo:
"Responde a nuestro llamado, oh Baal". Pero nadie respondió. Elias sonrió y dijo: "Griten más alto, porque su Dios debe estar ocupado. Tal vez salió a caminar o esté descansando y durmiendo". Los profetas siguieron llamando a Baal hasta la tarde, pero nada cambió.
Y llegó el turno de Elías. El profeta del Señor tomó doce piedras, una por cada tribu de Israel, y construyó un altar al Señor. Luego cavó una zanja alrededor del altar y colocó la madera con el buey encima. Finalmente, Elías vertió agua sobre la leña y el buey. Tres veces hizo esto hasta que todo quedó empapado y la zanja quedó llena de agua. Entonces Elías oró diciendo: "Señor, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, permite que todos reconozcamos que tú eres Dios y que yo soy tu profeta que cumple tus preceptos. Permite que este pueblo aquí presente recupere su inteligencia". Al instante bajó el fuego y quemo todo el conjunto de madera, buey, piedras y tierra.
Incluso secó el agua de la zanja. Cuando las personas observaron todo esto gritaron en voz alta: "¡El Señor es el verdadero Dios!". Enseguida, Dios envió la lluvia para que mojara la tierra y acabara la sequía.