14/10/10

La Última Cena.Lucas 22, 7-38

             
                                                La Última Cena
                                                 Lucas 22, 7-38

Jesús envió a Pedro y a Juan a una casa de la ciudad donde tenbían que preparar la Cena Pascual.
En la Pascua, el pueblo judío celebra el momento en que Dios hizo salir a Moisés y a los israelitas de Egipto.
Al atardecer, Jesús y sus doce discípulos se reunieron para la comida. Él les dijo: "Es muy importante que coma esta Cena Pascual con ustedes antes de que tenga que sufrir".
            Entonces, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió en varios pedazos y dio un trozo a cada uno de los dicípulos, diciendo: "Tomen y coman. Esto es mi cuerpo, que será entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Luego tomó una copa de vino. Dio gracias y la hizo pasar por cada uno de sus discípulos. "Beban de esta copa. Esta es mi sangre, que será entregada por ustedes".
Luego Jesús les dijo que uno de ellos, uno de los que estaba sentado con Él a la mesa, lo entregaría a sus enemigos. Los doce quedaron muy sorprendidos al escuchar esto y preguntaron: "¿Quién puede hacer algo semejante?": Jesús sabía que sería Judas el  hombre que lo iba a traicionar. Judas ya se había reunido con  los líderes judíos y les había ofrecido enregarles a Jesús. Ellos le dieron dinero, y ahora él estaba esperando el momento oportuno.
              Entonces, Jesús dijo a Pedro: "He rezado por ti, para que tu fe sea fuerte. De esta manera podrás ayudar a los otros".
                Pedro: "He rezado por ti, para que tu fe sea fuerte. De esta manera podrás ayudar a los otros".
               Pedro dijo: "Señor, estaré siempre contigo. ¡Iré a prisión y moriré contigo, si es preciso!".
Pero Jesús le respondió: "Pedro, antes que el gallo cante en la mañana, tú habrás negado tres veces que me conoces".

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En la Última Cena, Jesús nos dio dos sacramentos maravillosos.
Al convertir el pan y el vino en su prpio cuerpo y sangre, Jesus nos regaló el sacramento de la Eucaristía.
Cuando dijo a los Apóstoles que hicieran lo mismo en su memoria, para siempre, les dio el poder también a ellos de convertir el pan y el vino en su cuerpo y su sangre. Este poder proviene del sacramento del Orden sagrado, por el cual un hombre se hace sacerdote.