José, esclavo en Egipto
Génesis 39,40
Los mercaderes llevaron a José hasta Egipto. Allí lo vendieron como esclavo a un hombre llamado Putifar, que era un ministro del faraón, rey de Egipto. El Señor Dios estaba con José y por eso todo iba a suceder para bien de él y de sus hermanos. Putifar estaba tan satisfecho con los servicios de su esclavo José que lo nombro administrador de todos los bienes de su casa.
Pasado algún tiempo, la esposa de Putifar trato de enamorar a José. Pero José no quiso traicionar a su jefe Putifar ni ofender a Dios, y respondió así a la mujer:
"Yo no voy a aceptar lo que tú me pides, porque eso no es correcto". Ella se enfureció y quiso vengarse de José. Entonces mintió a su esposo Putifar y le dijo que su esclavo había ofendido su dignidad, cuando en realidad José era inocente. Putifar creyó la calumnia de su mujer y encerró a José en la prisión del reino.
Pero Dios estaba siempre con José, incluso dentro de la carcel. Poco a poco, José se ganó la confianza del jefe de la prisión, quien tiempo más tarde lo puso a cargo de todos los prisioneros. Por aquel entonces el faraón de Egipto había encarcelado al coopero real y al panadero de palacio.
Una noche, en la prisión el copero y el panadero tuvieron un sueño que los preocupo mucho. José les pidio que le contaran los sueños. Ellos así lo hicieron y José lo interpretó perfectamente el significado de aquellos sueños inquietantes.
Dos años más tarde, el Faraón tuvo dos sueños muy extraños. En el primero veía, el río Nilo, cuyas orillas pastaban siete vacas gordas que se alimentaban muy bien en sus riveras. De repente aparecían siete vacas flacas que venían detrás de las vacas gordas y las iban devorando. En este momento se despertó el Faraón. Cuando volvió a dormirse tuvo el segundo sueño. En esta ocasión el Faraón vio siete manojos de espigas que crecían en un solo tallo vigoroso. Pero detrás de ellas surgían siete manojos de espigas que crecían de un tallo debíl. Entonces las siete espigas debiles devoraron a las siete espigas bellas y vigorosas. El Faraón volvió a despertarse. Por la mañana, el Faraón estaba preocupado porque ninguno de sus hombres de confianza había podido explicar el significado de sus sueños. Entonces el copero contó al Faraón cómo José había interpretado su sueño cuando él estaba en la cárcel. Enseguida el Faraón llamó a José desde la cárcel y le dijo: "Te lo ruego, explícame los sueños porque me han dicho que tú los interpretas de un modo perfecto". José contestó: " Es Dios quien va a ayudarme a explicar tus sueños. Las siete vacas gordas y las siete espigas fuertes de trigo es la abundancia en la que vivirá Egipto durante siete años, al final de los cuales no habrá más alimentos. Las siete vacas flacas y las siete espigas débiles significan la escasez de comida, que durará otros siete años". Entonces José dio un consejo al Faraón: " Tú debes conseguir a un hombre inteligente para hacerle jefe de todas tus tierras. Durante los siete años de abundancia, el alimento que sobre deberá ser guardadoen los graneros para que en los siete años de escasez ninguno pase hambre. De esta forma el pueblo tendrá suficiente alimento para soportar los malos tiempos".
El Faraón estaba feliz con las explicaciones de José y sus sugerencias. " Sabes, dijo el Faraón yo quiero nombrarte como mayordomo de Egipto". Entonces vistieron a José con ropas elegantes, le colocaron una cadena de oro en el cuello y un anillo en su mano. Así José llegó a ser el hombre más importante de Egipto después del Faraón.