10/10/10

El engaño de Jacob. Genesis 27

                     

                                                El engaño de Jacob
                                                        Génesis 27

Como Isaac era ya muy aniano y estaba casi ciego, llamó a su hijo mayor, Esaú, para decirle: "Yo estoy acercándome al final de mi vida. Vete a cazar y tráeme una buena presa. Prepárame un rico asado con la presa que traigas. Y así, después de comer, te daré mi bendición antes de morir".
Rebeca estaba escuchando todo lo que decía Isaac a Esaú, y pensaba en la forma de engañar a Isaac para que fuera Jacob quien pidiera la bendición a Isaac, y no Esaú.
Tan pronto Esaú salió al campo para cazar, Rebeca mandó a Jacob que trajera dos cabritos para hacer el asado que ella sabía iba a gustarle a su esposo, Isaac.
Sin embargo, había un problema que debían resolver; era la diferencia de piel entre los hermanos, porque Jacob tenía la piel muy suave y en cambio Esaú era muy velludo.
Entonces, Rebeca cubrió las manos y el cuello de Jacob con piel de cabrito, y le dijo: " Si tu padre te toca, va a pensar que eres Esaú".
Además, Rebeca entregó a Jacob los vestidos de Esaú. Y así vestido, recibió de Rebeca el asado preparado por ella para su padre Isaac.
Jacob entregó la bandeja con la comida a Isaac, quien preguntó: "¿Cuál de mis hijos eres tu?". "Yo soy Esaú, tu hijo primogénito", contestó Jacob, y añadió: " Aquí está el asado que te preparé. Come y después me darás tu bendición".
Isaac preguntó a su hijo: "¿Cómo hiciste para conseguir tan pronto la presa?". Jacob contestó: "El Señor me ayudó". Isaac no podía ver, sin embargo, se dio cuenta que el tono de voz no era el de Esaú.
Entonces Isaac tocó las manos y el cuello de Jacob, cubiertas por la piel de cabrito. Como todavía dudaba, acercó su nariz para oler las ropas de Esaú que Jacob tenía puestas.
Entonces creyó que Jacob era Esaú y se comió el asado. Después Isaac dio la bendición a Jacob diciendo: "Que Dios te conceda cosechas abundantes y muchos viñedos. Que los pueblos de otras tierras te sirvan y te rindan honores. Todo aquel que te bendiga también será bendecido".
Tan pronto salió Jacob, llegó Esaú con la bandeja de comida que había preparado con la presa d ela cacería. Y dijo a Isaac: "Padre, aquí tienes el asado que traje para ti" y añadió: "Come y después me darás tu bendición".
"¿Quién eres tú?", preguntó Isaac. "Yo soy Esaú, tu hijo primogenito". Cuando Isaac escuchó estas palabras empezó a temblar, y decía: "Alguien estuvo aqui antes que tú y me trajo un asado para comer. A él concedí la bendición".
Entonces Esaú gritó: "Padre mío, bendíceme a mí también". Pero Isaac respondió: "Tu hermano Jacob me ha engañado y le he dado a él la bendición que iba dirigida para ti". Y sacudiendo sus manos, repetía:
"Yo solamente puedo conceder una bendición".
Finalmente, ante la insistencia de Esaú, el anciano patriarca concedió a Esaú una bendición diferente de la que había concedido a Jacob.