12/10/10

El buen samaritano. Lucas 10, 25-37

 

                                            El buen samaritano
                                            Lucas 10, 25-37

Cierta vez, cuando Jesús estaba enseñando, un maestro de la Ley judía se acercó para hacerle una pregunta. "Maestro, ¿qué debo hacer para ir al cielo?".
     Jesús le respondió: "Tú conoces la Ley de Dios. ¿´Qué dice esta Ley?":
El hombre respondió:
"La Ley dice que debermos amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda el alma, con todas nuestras fuerzas y nuestra inteligencia. Y que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos":
"Así es", le dijo Jesús. "Haz todo esto y tendrás la Vida eterna".  "¿Pero quién es mi prójimo?", preguntó el maestro de la Ley.
Jesús le respondió con una historia: "Un hombre viajaba desde Jerusalén a Jericó. Mientras recorría su camino, unos ladrones lo asaltaron. Le robaron su manto y su dinero, lo golpearon y lo dejaron tirado al borde del camino, casi moribundo.
Un sacerdote judío pasó caminando al lado del hombre herido. Vio que estaba muy lastimado pero siguió su camino y no lo ayudó.
           Luego, otro hombre que también conocía la Ley judía pasó por el mismo lugar. Vio al hombre herido, pero no se detuvo.
Finalmente, pasó por allí un hombre que venía de Samaría. Vio al pobre hombre tirado al costado del camino y se compadeció de él. Se acercó y derramó aceite y vino en las heridas del hombre golpeado, para ayudar a curarlo.
Luego lo cargó sobre su mula y lo llevó hasta el hospedaje más cercano. Pidió una habitación y se quedó junto al herido. Al día siguiente dio dinero al dueño del hospedaje y le dijo que cuidara a aquel hombre. Si el dueño del lugar tenía que gastar más dinero del que le había dado, el samaritano prometió que se lo pagaría cuando regresara de su viaje.
    ¿Cuál de estos tres homres se portó como prójimo con el que había sido asaltado y lastimado por los ladrones?", preguntó Jesús.
El maestro de la Ley no quería reconocer que el samaritano era quien se había comportado como un buen prójimo. En aquel tiempo, los judíos no se llevaban bien con los samaritanos, Sin embargo, tenía que dar una respuesta a Jesús. Entonces dijo: "El verdadero prójimo fue aquel que trató al hombre herido con bondad".
Jesús confirmó la respuesta y dijo: "Entonces, eso mismo es lo que debes hacer tú".

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Jesús quería enseñarnos que debemos ser buenos con todos, no solamente con aquellos que hacen lo que a nosotros nos gusta. Jesús no quiere que amemos sólo a aquellos que nosotros pensamos que debemos amar. Tenemos que amar a todos sin excepción, porque somos hjos de Dios y discípulos de Jesús.