12/10/10

Jesús muestra su gloria: la Transfiguración. Lucas 9, 23-36




Jesús muestra su gloria:  la Transfiguración
               Lucas 9, 23-36

Un día, cuando Jesús estaba enseñando, dijo a las personas que lo escuchaban. "Si ustedes quieren ser mis discípulos no tienen que vivir para ustedes mismos. Tienen que seguir mis pasos y cargar con su cruz".
Una semana después, Jesús subió a la cima de un monte en compañía de Pedro, Santiago y Juan. Allí Jesús comenzó a orar. Pero transcurrido un tiempo, los tres discípulos, cansados, se quedaron dormidos. Mientras Jésús oraba, su rostro y sus ropas comenzaron a brillar con una luz intensa. De pronto aparecieron otros dos hombres junto a Jesús. Ellos también brillaban con la luz de la gloria. Cuando los discípulos se despertaron y vieron esto, se dieron cuenta de que los oros hombres eran Moisés y Elías. El primero, Moisés, era quien había transmitido a su pueblo la Ley de Dios, y Elias había sido el gran profeta del Señor. Ahora, ellos estaban ahí, hablando con Jesús acerca de lo que iba a sucederle cuando fuera a Jerusalén.
Entonces Pedro comenzó a hablar sin saber muy bien lo que decía: "Maestro", dijo a Jesús, "¡qué bien estamos aquí! armemos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Cuando terminó de hablar una nube descendió del cielo y cubrió a Jesús y a los profetas. Pedro, Santiago y Juan estaban muy asustados. Entonces se oyó una voz del cielo, la voz de Dios, que decía: "Este es mi Hijo muy amado, escúchenlo".
   Después de oír esta voz, Moisés, Elías y la nube desaparecieron, y Jesús se quedó solo.
Los discípulos no dijeron a nadie lo que habían visto.

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En aquel monte, Dios mostró a Pedro, Santiago y Juan que Jesús era su propio Hijo. Les pidió que lo escucharan y siguieran sus enseñanzas. La nube que cubrió a Jesús, Moisés y Elías nos recuerda la presencia de Dios en la nube que guió a los israelitas fuera de Egipto.