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La zarza ardiente. Éxodo 2-4

                                                  

                                                    La zarza ardiente
                                                      Éxodo 2-4

Cuando Moisés creció y se hizo un hombre fue a visitar a los esclavos israelitas para saber cómo vivían. Allí vio a un egipcio que golpeaba a n israelita y sintió mucha rabia. Como creyó que nadie lo veía, Moisés mató al egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente descubrió que algunas personas lo habían visto y sabían lo que había hecho con el egipcio.
También el Faraón sabía todo y estaba muy enojado. Entonces Moisés huyó a la región de Madián.
En Madián, Moisés se encontró con Jetró, un hombre que tenía siete hijas. Jetró dijo a Moisés: "Quedate con nosotros y vive aquí". Así lo hizo Moisés. Tiempo más tarde Moisés se casó con la mayor de las hijas de Jetró, llamada Sefora.
Moisés se convirtió en un excelente pastor y se hizo cargo de los rebaños de su suegro. Un día, Moisés cuidaba un rebaño de ovejas al pie de una montaña llamada horeb. Mientras estaba allí vio, de pronto, una zarza que ardía en llamas sin quemarse.
Cuando Moisés se acercó para ver mejor este gran prodigio, escuchó la voz de Dios que lo llamaba desde la zarza por su nombre: "Moisés, Moisés". Él se acercó diciendo: "Soy Yo".
El Señor le dijo: "No te acerques más. Quitate las sandalias porque el suelo que pisas es santo.Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. He visto los sufrimientos de mi pueblo. Yo quiero liberarlo de la esclavitud de los egipcios para llevarlo a una hermosa tierra donde hay mucha leche y miel. Yo quiero que vayas al Faraón para conducir a mi pueblo fuera de Egipto". Moisés respondió a Dios:"¿Cómo puedo ir hasta el Faraón y conducir a los israelitas fuera de Egipto?".
Entonces Dios le hizo esta promesa: "Yo estaré contigo. Y después de que hayas conducido a mi pueblo fuera de Egipto tú vendrás a adorarme a esta montaña". Moisés preguntó a Dios:"¿Qué voy a responder alos israelitas cuando me pregunten tu nombre?".
Dios le respondió: "Yo Soy el que soy. Dile a los israelitas: El que Es me envió a ustedes. Reúne a los jefes de Israel y diles que yo estoy preocupado porque veo que mi pueblo es maltrado. Después irás con ellos a ver al Faraón. Diles que permita salir a los israelitas al desierto para que me ofrezcan sacrificios. Yo sé que el Faraón no los va a dejar salir de Egipto; por eso voy a hacer muchas maravillas que van a demostrar mi poder. Después de que sucedan estas cosas, él los dejará salir".

Entonces, Dios entregó a Moisés un bastón para caminar, con el cual haría prodigios milagrosos. Moisés salió para Egipto llevando en su mano el bastón, entregado por Dios en el monte Horeb.
       Dios envió al hermano de Moisés, llamado Aarón, para que se encontraran en el desierto.
Entonces Moisés le contó a su hermano todo lo que Dios le había dicho. Como Aarón tenía facilidad para hablar, ayudo a su hermano Moisés a explicar a los jefes israelitas los planes que Dios tenía para su pueblo. Luego, Moisés hizo grandes prodigios para probar que Dios estaba con ellos. Los israelitas creyeron en los milagros de Dios y en las palabras de Moisés y de Aarón y adoraron al Señor, que tanto se preocupaba por aliviar los sufrimientos de sus hijos.